sábado, 27 de marzo de 2010

Deliciosa tortura.


Sí...tengo que reconocerlo, la verdad, empieza a ser difícil, pero, ¿Qué esperabas?, siempre hay un momento en el que el vaso se derrama, es inevitable, lo sabías desde el primer momento que viste mis ojos, sabíamos que no podía acabar de una manera agradable.
Hazlo otra vez, sí, así, envúelveme en tus brazos como si nada hubiera pasado, hazme sentir segura. Hazme sentir que nada importa mientras me encuentro protegida cerca de ti. Hazlo, hazme reír otra vez, todo es tan fácil y bonito en el momento en el que estoy a tu lado, en el que me haces sentir que mi vida empieza cuando me sonríes. Qué fácil parece ignorar tus sentimientos y qué jodidamente difícil es en realidad.
Mi amor inmortal...ya no quedan ilusiones, ya no quedan expectativas, ni siquiera un efímero sueño de una vida en común. Ya está todo dicho, tu silencio lo ha aclarado todo...es exasperante, y me siento tan impotente frente a ti....
Aún así es duro el hecho de no poder evitar mi deseo de ser tu ángel de la guarda. Quiero cuidarte y hacerte ver que mientras permanezcas a mi lado, nada malo podría pasarte, jamás lo permitiría. Sería el ying de tu yang, sería la pieza que falta para completar tu puzle, sería incluso demasido para ti, incluso demasiado para lo que mereces, pero esa quiero ser yo, la mano que meza tu cuna.
Lo cristales están fríos y ahí afuera parece que ya ha caído la noche, cuando nisiquiera han llegado las cuatro de la tarde. Y sé que tus abazos están cerca, sé que tus cálidos besos se avecinan, sé que mis lágrimas se almacenan en lo más profundo de mi alma esperando que las rescates del avismo que le espera.
Y aún sabiéndo que mis sueños están rotos y que estoy condenada a depender de una pequeñísima parte de lo que pertenece a mi vida -tú- sigo esperando impaciente el momento que me ames tanto como yo te amo a ti, y prometo que lo haría siempre, si me dejas.

No hay comentarios: